La Menopausia
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Hablemos de la menopausia.
Estamos en esa edad de notar cambios y de cambiar las cosas
La menopausia es una etapa natural en nuestras vidas como mujeres, marcada por el cese permanente de la menstruación debido a cambios hormonales. No es una enfermedad ni un trastorno, pero puede venir acompañada de cambios físicos y emocionales que pueden afectar nuestra calidad de vida.
Cada una de nosotras vive esta transición de manera única: mientras algunas apenas lo notamos, otras enfrentamos efectos más intensos y prolongados. Comprender esta etapa y sus cambios es clave para gestionarla de forma adecuada, favoreciendo nuestro bienestar físico y emocional.
Por ello, hablar de la menopausia es esencial.
Fases de la menopausia
Perimenopausia o premenopausia
Es esa etapa de transición en la vida de las mujeres que puede comenzar varios años antes de la menopausia y se extiende hasta un año después de la última menstruación. Durante esta fase, los niveles de estrógenos y progesterona comienzan a disminuir, lo que puede provocar irregularidades en el ciclo menstrual y pueden aparecer algunos cambios físicos y emocionales.
Menopausia
Es el momento en el que una mujer ha pasado 12 meses consecutivos sin menstruar, siempre y cuando no se deba a ninguna otra causa fisiológica o patológica o a una intervención clínica. Según la edad en la que ocurre se habla de menopausia prematura si sucede antes de los 40 años; menopausia precoz, entre los 40 y los 45 años; menopausia típica, que es la más común y ocurre entre los 45 y los 55 años; menopausia tardía, que ocurre después de los 55 años; y menopausia inducida, también conocida como iatrogénica o quirúrgica, que es causada por medicamentos, quimioterapia, radioterapia o cirugías. La edad y duración de la transición hacia la menopausia dependen de factores biológicos y médicos, aspectos socioculturales y el estilo de vida.
Postmenopausia
Se inicia después del primer año de la menopausia y se extiende por el resto de la vida. Los cambios asociados a la menopausia pueden continuar durante los primeros años de la postmenopausia, pero tienden a disminuir con el tiempo.
Cambios en nuestros cuerpos
Cambios en nuestros cuerpos
Cada una de nosotras vivirá la menopausia de manera diferente. Algunas pasamos por la transición a la menopausia con muy pocos cambios, mientras que otras experimentamos una variedad de manifestaciones que aparecen y desaparecen o malestares que persisten y pueden llegar a ser muy incómodos.
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Sofocos y sudores nocturnos
Los sofocos son esos calores intensos que muchas de nosotras sentimos durante la perimenopausia. Suelen nacer de la cara o el pecho, y luego extenderse, durante unos minutos. Los sofocos suelen presentarse varias veces al día y son más frecuentes por la noche. En ocasiones se asocian a palpitaciones o sensación de ansiedad.
Aparecen por los cambios hormonales asociados a este periodo, en el que los ovarios dejan de responder a las señales hormonales. Estas hormonas también dependen del cerebro y, por eso, situaciones como el estrés laboral, las cargas familiares o la falta de descanso pueden empeorar los sofocos. No obstante, los sofocos suelen mejorar con el tiempo.
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Trastornos del sueño
Los sofocos pueden arruinar una noche de sueño para muchas de nosotras, pero no siempre son los únicos culpables. Durante la perimenopausia, pueden aparecer otros problemas como insomnio, depresión, síndrome de piernas inquietas (sensación de molestia en las piernas que obliga a moverlas) o apneas del sueño, que afectan a las horas de descanso y a la calidad del sueño.
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Ginecológicos, urológicos y reproductivos
El síndrome genitourinario de la menopausia incluye molestias como: Sequedad vaginal, infecciones urinarias frecuentes, dolor al tener relaciones sexuales.
El síndrome genitourinario de la menopausia puede empeorar si no se trata, aunque hayan pasado años desde la menopausia, por lo que es importante consultar con tu médico o médica de familia o tu matrona.
Durante la perimenopausia, las paredes del útero pueden engrosar y aumentar el riesgo de cáncer de endometrio, por lo que cualquier sangrado durante este periodo y posterior a la menopausia debe ser evaluado por un profesional sanitario.
La endometriosis suele mejorar con la disminución de estrógenos, pero algunas mujeres pueden seguir con molestias.
Los fibromas uterinos pueden causar sangrados irregulares en la perimenopausia, aunque después de la menopausia tienden a disminuir. No obstante, en algunos casos pueden aumentar de tamaño.
En cuanto a la fertilidad, la perimenopausia trae una caída significativa en la capacidad reproductiva, aunque sigue habiendo posibilidad de embarazo, por lo que, si no lo deseas, usa métodos anticonceptivos si vas a tener relaciones sexuales. Cuando la menopausia está establecida, y llevas un año sin periodos, es probablemente seguro decir que no puedes ya quedarte embarazada.
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Aumento de peso o riesgo de diabetes
En esta etapa se producen cambios en el metabolismo que afectan a cómo el cuerpo responde a la insulina, pudiendo aumentar el peso.
Este aumento de peso, sumado al envejecimiento, puede incrementar el riesgo de desarrollar diabetes. Por esto es importante seguir una alimentación saludable y realizar actividad física y ejercicio, para tener un mejor estado de salud.
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Cabello y piel
Durante la menopausia, es común que notemos cambios en el cabello y la piel. Puede que se nos caiga el cabello o que disminuya, aunque a veces aparece más vello en el rostro. La piel puede resecarse o aparecer picazón, acné, manchas oscuras, arrugas o perder firmeza.
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Memoria
Durante la transición menopáusica, algunas mujeres describen síntomas como olvidos, dificultades para recordar palabras y "niebla mental". Sin embargo, esto no suele ser señal de algo grave, como demencia o Alzheimer.
Por lo general, parece que se debe a la disminución de los estrógenos, pero también a la falta de sueño o al estrés que viene con la mediana edad, debido al balance entre el trabajo, la vida personal y las responsabilidades de cuidar a los demás.
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Salud mental
Esto se debe no solo a los cambios hormonales, sino también a los retos emocionales y estresantes que vienen con esta etapa, como lidiar con el envejecimiento, la carga de cuidados hacia las personas mayores de nuestra familia y hacia hijos/as en edad infantil o adolescente (en el caso de las mujeres que tienen hijos/as), controlar los cambios y las responsabilidades de la vida cotidiana y de la vida laboral.
Es normal no sentirse bien durante esta etapa, pero podemos buscar la ayuda de nuestro médico/a de familia o matrona si nos sentimos especialmente mal.
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Salud ósea
La disminución de la progesterona y los estrógenos afecta a la firmeza de los huesos, pudiendo perder cierta densidad en esta etapa, haciendo que el riesgo de fractura aumente ante una posible caída.
Cambios en nuestra vida
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Libertad
La menopausia puede traernos una sensación de mayor libertad, ya que dejamos atrás las molestias e incomodidades de los ciclos menstruales mensuales. También desaparecen los cambios relacionados con el ciclo menstrual y el síndrome premenstrual (SPM), así como las preocupaciones sobre el riesgo de un embarazo no deseado cuando fallan los métodos anticonceptivos.
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Plenitud
La menopausia puede traernos sentimientos de experiencia, competencia y una mayor capacidad para expresar lo que pensamos. Muchas mujeres también experimentamos una mejor conexión con nuestro propio cuerpo y una mayor confianza en nuestra vida sexual.
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Vitalidad
Podemos hablar de una segunda primavera, ya que después de la menopausia se abre para nosotras una etapa nueva para vivir, que puede durar más de cuarenta años porque la esperanza de vida de las mujeres se está dilatando en todos los países del mundo. El gran reto es llenar de calidad, de placer, de sexualidad, de sensualidad y de vitalidad, todos los años que nos queden por vivir.
Cambios en la sociedad
Cambiar la visión sobre los riesgos y las incomodidades para incluir los aspectos positivos de esta etapa nos puede ayudar a reducir el estigma que suele rodearla. Es importante aumentar el conocimiento público y que las personas que nos rodean tomen consciencia sobre todo lo relacionado con la menopausia. Esto ayudará a romper los estigmas asociados con el envejecimiento y esta etapa de la vida, y permitirá que podamos identificar y buscar ayuda, si es necesario, para los cambios físicos y emocionales que experimentamos.
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Naturalizar
Es importante naturalizar la menopausia porque, como tema tabú, siempre se ha visto de forma negativa, como algo incómodo o incluso indecoroso de hablar en público. Si la normalizamos, rompemos con esos estigmas y nos damos la oportunidad de hablar de ello sin miedo al juicio. De esta manera, las mujeres nos sentimos más cómodas compartiendo nuestras experiencias, y aprendemos de la experiencia de otras, lo que nos ayuda a mejorar nuestro bienestar y salud física y emocional en esta etapa de nuestra vida.
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Visibilizar
Visibilizar y normalizar la menopausia como algo natural en nuestros cuerpos es fundamental. Los cambios físicos que trae la menopausia suelen ir en contra de los estándares de belleza actuales, que se centran en la juventud. Esto puede generar miedos, como el temor a dejar de atraer a nuestra pareja o a la hora de buscar nuevas relaciones. Sin embargo, también es una etapa en la que podemos aprender a valorar nuestra salud, fuerza interior y la belleza de la madurez, sintiéndonos más seguras y auténticas con nosotras mismas.
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Comprensión y empatía
Es importante que las mujeres sintamos que hay una comprensión real hacia lo que vivimos, que los procesos biológicos, psicológicos y sociales que atravesamos hoy en día sean entendidos por las personas más cercanas a nosotras, por los y las profesionales sociosanitarios y por la sociedad en general. La falta de comunicación, sumada a que es algo que solo nos pasa a nosotras y no a los hombres, puede hacernos sentir incomprendidas, lo que afecta nuestras relaciones con la pareja, la familia y el trabajo. Sin embargo, al generar conciencia y apoyo, podemos crear un entorno más empático y solidario para todas.
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Acompañamiento
Es clave ofrecer información clara y útil sobre la menopausia, tanto para nosotras como mujeres, para que sepamos a qué cambios nos enfrentamos, como para las personas que nos acompañan, para que puedan entendernos y apoyarnos. La falta de información y referentes puede hacer que vivamos este proceso con confusión y preocupación, sin entender los cambios que estamos pasando o los que vendrán. Sin embargo, al compartir información y crear una red de apoyo y cuidados mutuos, podemos vivir esta etapa con más confianza y tranquilidad. Poder hablar en confianza con amigas, familiares, y profesionales sanitarios/as de cercanía facilita la conciencia sobre el proceso y las estrategias de afrontamiento, adaptada a tus características, gustos y condicionantes sociales de cada una.
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Nuestra menopausia
Nuestra menopausia debe ser un relato propio, contado por nosotras y para nosotras. A lo largo de los años, hemos sido testigos de cómo esta etapa de la vida se ha visto a menudo desde un enfoque negativo, como algo que debemos esconder o temer. Sin embargo, es hora de que tomemos el control de nuestra propia historia, compartamos nuestras experiencias y hablemos abiertamente sobre lo que realmente implica la menopausia. Al hacerlo, podemos dejar de ver esta fase como algo negativo o vergonzoso y empezar a verla como una etapa natural y empoderadora.
Consejos
Descubre nuestros CONSEJOS para transitar mejor esta etapa
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Salud emocional
Cuidar las horas de descanso y de ocio y empezar a recuperar nuestros deseos, las ganas de gozar de los placeres que hemos aparcado durante años por responsabilidades laborales o a causa de los trabajos de cuidados, pueden dar serenidad.
Es recomendable cultivar espacios para nosotras mismas y buscar actividades que nos ayuden a estar mejor y disfrutar de la vida en esta nueva etapa.
Como en otras etapas de la vida, es muy útil contar con el apoyo de grupos, asociaciones y redes de mujeres para compartir experiencias y preocupaciones, y empezar a hablar de un tema que ha sido, y sigue siendo, un tabú, con las consecuencias negativas que esto genera para nosotras. Además, juntas podemos conseguir más fácilmente estrategias de afrontamiento, que palien además el impacto que las condiciones de vida tienen en esta etapa vital.
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Alimentación
En esta etapa es de especial importancia cuidar la alimentación, no solo porque es frecuente que los cambios hormonales y el aumento de la edad faciliten que aumentemos de peso, sino para asegurar un aporte de nutrientes adecuados y, así, disminuir el riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
Para ello es importante seguir una alimentación saludable, como en cualquier etapa de la vida. Se recomienda seguir una alimentación rica en verduras, hortalizas, frutas, legumbres, y aceite de oliva, incluyendo alimentos ricos en calcio y vitamina D, y alimentos ricos en ácidos grasos omega-3, como pescado y frutos secos. Es importante controlar el consumo de sal y reducir la ingesta de frituras y alimentos procesados.
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Ejercicio
En esta etapa la actividad física es muy importante y puede ayudar a manejar varios de los síntomas de la menopausia. Si no haces nada, empieza progresivamente y busca actividades que te gusten. La actividad física regular y variada, incluyendo entrenamiento de fuerza, reducen el riesgo de enfermedades cardiovasculares, diabetes y cáncer. Además, mejoran el descanso, el estrés y muchos de los cambios que se producen en esta etapa de nuestras vidas.
En este enlace puedes consultar las recomendaciones de actividad física y en este otro enlace se pueden consultar vídeos con ejemplos de ejercicios de fortalecimiento, flexibilidad y equilibrio para adultos.
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Sexualidad y pareja
La menopausia no tiene por qué significar la disminución de nuestra actividad o satisfacción sexuales. Con una comunicación abierta, ajustes en la intimidad, y cuidados físicos y emocionales, muchas mujeres y sus parejas encuentran nuevas formas de disfrutar de su relación y de su sexualidad.
Te ofrecemos algunos consejos para manejar la sexualidad y la pareja durante esta etapa:
Lubricantes y humectantes: Alivian la sequedad y son fáciles de encontrar.
Ejercicios pélvicos y fisioterapia: Incluyen dilatadores vaginales y actividad sexual (también autoestimulación).
Terapias hormonales: En dosis bajas aplicadas directamente en la vagina.
Terapia hormonal sistémica (para otras afecciones de la menopausia).
Medicamentos específicos como agonistas/antagonistas del receptor de estrógeno (en píldora).
Es importante tener en cuenta otros aspectos que pueden influir en el deseo, como la carga de cuidados, el estrés laboral, las dificultades sociales, el deterioro de las relaciones...
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Hábitos tóxicos
Se recomienda evitar el consumo de alcohol y tabaco para facilitar el manejo de los síntomas relacionados con alteraciones de sueño, bienestar emocional y minimizar el riesgo de enfermedad cardiovascular y de otras enfermedades como el cáncer. Si tienes problemas para conciliar el sueño, limita el consumo de cafeína.
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Asistencia sanitaria
La menopausia es un proceso normal y fisiológico, por lo que en principio no requiere una intervención médica.
Se recomienda consultar a tu médico/a de familia o matrona de referencia si:
Te deja de bajar la regla muy pronto (antes de los 40 años).
Sufres sangrados entre las reglas, o son muy frecuentes, o si vuelves a sangrar después de 6 meses sin regla.
Tienes molestias al orinar o escapes.
Tienes cualquier otro síntoma que altere tu calidad de vida.En cuanto al tratamiento hormonal sustitutivo, debe basarse en una evaluación cuidadosa de los riesgos y beneficios y siempre previa consulta con un/a profesional sanitario/a para que decidirá en función de cada situación. Es importante recordar que no todas las mujeres necesitamos o deseamos este tratamiento. Las decisiones sobre el uso de hormonas deben tomarse de forma personalizada, considerando las características, necesidades y preferencias de cada una de nosotras.
Recomendaciones para profesionales de la salud
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Atención personalizada
Acompaña a tus pacientes de una forma integral.
Ofrece:
- Alternativas.
- Enfoque positivo.
- Conversación abierta que pueda “destapar” otras problemáticas que vayan más allá de la menopausia. -
El papel de los/las profesionales sanitarios/as
La atención a la salud sexual y reproductiva tiene, según la OMS, mejores resultados si está liderada por matronas. Y la menopausia, como proceso fisiológico que es, requiere de una atención universal, accesible y rigurosa.
Las/os profesionales matronas ocupan un lugar de privilegio en el sistema sanitario, especialmente en atención primaria.
Aunque muchas personas solo asocian a las matronas con el embarazo y el parto, en realidad su rol también incluye tareas preventivas muy importantes, como el cribado del cáncer de cuello de útero, que muchas mujeres conocen como "la revisión". Esta es una excelente oportunidad para que las matronas accedan a las mujeres y, a través de preguntas sobre su menstruación, cambios o molestias, puedan obtener una historia clínica más completa. Además, pueden explicar a las mujeres sobre lo que es normal y lo que no, es decir, lo que es fisiológico frente a lo patológico, y derivarlas a otros/as profesionales si es necesario. Todo esto ayuda a cuidar su salud y mejorar su calidad de vida.
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Plan de cuidado
Si bien la menopausia no necesariamente requiere tratamiento, se puede prescribir un plan de atención que incluya cambios en el estilo de vida, terapias complementarias y/o medicamentos para ayudar a aliviar y controlar las posibles molestias derivadas de este proceso. Hay que tener en cuenta también cuáles son los gustos, fortalezas, condiciones sociales, trabajo, rutinas, apoyos sociales y familiares de tus pacientes.
Este plan puede combinar diferentes enfoques que cambien con el tiempo, dependiendo de los síntomas y otras condiciones de salud y sociales que puedan existir.
Al crear un plan de cuidado, se deben considerar factores como la edad, estilo de vida, manejo de los síntomas, la eficacia de los tratamientos y sus posibles efectos secundarios, y otros riesgos para la salud. Se puede adaptar a la realidad y a las preferencias de las pacientes tras un diálogo con ellas. También es importante tener un seguimiento para monitorear los síntomas, con información sobre los riesgos y beneficios de los tratamientos, las pruebas necesarias, a qué especialistas consultar y la frecuencia de las visitas. Tener una red de apoyo mutuo es de gran utilidad, tanto amigas, familiares o asociaciones de mujeres, pueden ayudarte a entender mejor el proceso y encontrar las maneras de afrontamiento que se adapten a cada realidad.
Llevar un registro o diario de los tratamientos y cómo afectan los síntomas es útil para ajustar el plan y asegurarse de que las mujeres se sientan mejor. Como en otros procesos, es clave la escucha activa y dejar espacios para detectar necesidades y herramientas con las que cuentas para afrontarlas.